«En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “No todo el que me dice ‘Señor, Señor’ entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: ‘Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?’. Yo entonces les declararé: Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa ; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente”. Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas». (Mt 7, 21-29)
En uno de los canales temáticos de la “tdt”, “Discovery Max” creo que es, suelen pasar reportajes sobre cómo se fabrican productos cotidianos como bolígrafos, cepillos de dientes, una maquinilla de afeitar, etc., o más sofisticados como el sistema de frenado ABS, o los airbag del automóvil. Cosas que pasan por nuestras manos sin apenas prestarle atención al proceso hasta que llegan a nosotros, que además suelen ser asequibles. Pero lo que me llama la atención de estos documentales es la de “perrerías” que le hacen pasar a estos cachivaches para obtener la certificación “AENOR” que garantiza el Control de Calidad: los someten a las más duras pruebas de resistencia, a condiciones extremas que casi nunca van a soportar en su vida útil y, aunque luego se rompen por cualquier tontería, nos tienen que hacer creer que nuestro “boli” no es “Made in China” sino “Made in Esparta”.
En una de las visitas que mi obispo de Getafe, D. Joaquín López de Andújar, realizaba a la cárcel de Valdemoro dijo unas palabras a los presos que a mí se me quedaron grabadas y que les repito habitualmente: “El hombre puede llegar a soportar condiciones extremas insospechadas, pero lo que no se puede es vivir sin esperanza”
En los días previos al Mundial de Brasil, circulaba un video promocional de la Selección de Chile (se puede buscar en YouTube) que pone los pelos de punta, donde se mezclan en un abrazo los futbolistas con algunos de los 33 mineros que durante 69 días estuvieron atrapados en la mina S. José. Y uno de ellos clama, haciendo referencia al llamado “grupo de la muerte” (enfrentarse con Holanda y España, por cierto, así nos ha ido) y al más puro grito de guerra: “¡¡ No tememos a la muerte, porque hemos vencido a la muerte !!”. ¿Acaso no tenía que ser este el grito de los cristianos?
¡Ojalá escuchéis hoy su voz y no endurezcáis el corazón! (Sal 94). Probablemente muchos de nosotros hayamos empezado el día de hoy con estas palabras del “salmo invitatorio”, que, como su nombre indica, nos invita a vitorear la ROCA que nos salva.
El que “ESCUCHA”, estas palabras mías… ¿Cuál es el primer Mandamiento de la Ley?: Escucha, Israel. O lo que es lo mismo, discierne en los acontecimientos una “Palabra de Dios”, pero no cualquier palabra, sino “estas palabras mías” y, ¿cuáles han sido estas palabras?, pues, entre otras: “No podéis servir a Dios y al dinero”; “que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha”; “no atesoréis tesoros en la tierra”; “nadie puede servir a dos señores”; “entrad por la puerta estrecha”; “no estéis agobiados por vuestra vida”; “ora en secreto”; “la medida que uséis la usarán con vosotros”; “el que mira a una mujer deseándola, ya ha adulterado”; “al que te pida prestado no lo rehúyas”; “al que te abofetea la mejilla, ponle la otra”. Y el colmo: “Amad a vuestros enemigos”. Y el colmo de los colmos: “Felices los pobres, felices los mansos, felices cuando os insulten y os persigan…”.
Vamos, que a ver quién es el guapo que me dice que hoy, sin ir más lejos, no va pasar por alguna de estas “perrerías” que como los cachivaches de la tele o los mineros de Chile van a tener la oportunidad de optar a la certificación de “cristiano AENOR”. Por eso es muy importante saber la base sobre la que se construye. Los vientos, la tempestad, las “perrerías” van a venir hoy, sí o sí. Y si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón y demos vítores a la Roca que nos salva.
En resistencia de materiales es muy importante combinar la solidez con la flexibilidad. Para que un edificio o un puente no se venga abajo hay que construir sobre suelo firme, pero las estructuras han de tener un buen grado de elasticidad, si no quiebran. Saber concertar el hormigón con el caucho. ¿No habéis visto cómo en los terremotos de Japón los edificios se balancean y no se agrietan?
Poner en práctica el “Sermón de la Montaña” por puños, sin apoyarse en Jesucristo, si los “duros” somos nosotros, o sea nuestro corazón, nos llevaría a ser monigotes del pim pam pum; boxeadores sonados que más pronto que tarde tienen que tirar la toalla.
“Bebían de la roca espiritual y la roca era Cristo” (1ª Co 10,4). Roca que abre su costado para que brote “un agua pura que os purificará y arrancará el corazón de piedra para dar un corazón de carne. (Ez, 36). Solo en Cristo se puede conseguir: Amar al Enemigo. No Os Resistáis al mal.
Pablo Morata