No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos (San Juan 17, 20-26).
COMENTARIO
La buena noticia que nos trae el Evangelio trata sobre el amor y la unidad, y esta buena noticia en el día de hoy puede ayudarnos a reflexionar, a saber dónde estamos, a qué aspiramos y desde dónde partimos para relacionarnos con los demás.
El amor es la palabra, sin temor a equivocarnos que más adeptos tiene ahora y siempre, tanto que si preguntamos a las personas que nos rodean, quedaríamos sorprendidas por las respuestas que podemos escuchar, todas estupendas, maravillosas y llenas de sentido.
Ahora nosotros los creyentes decimos: “Dios es amor” y si preguntamos por Dios a los que nos rodean también nos vamos a dar cuenta de la poca atención que se le presta y más aún, hasta se le rechaza. Ahora bien, ¡No tenemos claro si se rechaza a Dios o a sus seguidores! Nos gusta poseer cosas auténticas y más aún nos agrada encontrar la autenticidad en las personas con quienes convivimos. No nos gustan la hipocresía, la mentira ni la doblez. Lo que no es auténtico no convence, no da confianza y no es garantía de nada. Por eso entiendo que Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por estas dos características inequívocas: el amor y la unidad.
Entre las personas el amor es uno de los valores más importantes y es la fuerza que impulsa para hacer las cosas bien, diferencia claramente el bien y el mal. También hay otros tipos de amores como: el amor imposible o platónico; el amor llamado verdadero o concepto idealizado del amor, propio del romanticismo; el amor a primera vista, donde el otro se convierte en nuestro ideal; el amor clandestino o de Romeo y Julieta; hoy más que nunca también se puede hablar del amor a distancia gracias a las telecomunicaciones; otro forma de amor especial es el incondicional que se relaciona con los padres hacia los hijos y los religiosos hacia Dios; también el amor filial de los hijos hacia los padres; el amor fraternal o recíproco hacia los hermanos y amigos. Todos estos amores junto a otros amores son estupendos y nos ayudan a vivir con cierta armonía.
Decíamos al principio que hoy se nos anunciaba una buena noticia y esta es, que hoy aparece en nuestra vida un Dios que nos elige, nos ama y nos da el poder de amar a los hermanos tal como cada uno es y amar como El nos ama es amar a nuestros enemigos. Esta forma de amar en nueva, gratuita y eterna ya que Jesús ha resucitado y nos da la vida que no se acaba porque ya nadie ni nada nos la puede quitar, solo nos queda entregarla con la ayuda del Espíritu Santo. “Lo que habéis recibido gratis darlo gratis” (San Mateo 10, 7).
“El amor verdadero hace milagros, porque él mismo es ya un milagro”. Amado Nervo
“Y es que el amor no necesita ser entendido, simplemente necesita ser demostrado”. Paulo Coelho.
“El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor” (1 Corintios 13: 4-5).