Si desde niños aprendimos en el Credo las verdades que el cristiano ha de creer, citamos esta del título como la gran desconocida: “la Comunión de los santos”. Recurro a San Gregorio Magno con el ejemplo que nos propone en una de sus homilías.
San Gregorio Magno expone con gran sentido gráfico y pedagógico, la eficacia maravillosa de la Santa Misa. “Me parece —dice el Santo Doctor en una de sus homilías— que muchos de vosotros sabéis el hecho que os voy a recordar. Se cuenta que no ha mucho tiempo sucedió que cierto hombre fue hecho prisionero por sus enemigos y conducido a un punto lejano de su patria. Y como estuviese allí mucho tiempo y su mujer no le viera venir de la cautividad, le juzgó muerto, y como tal ofrecía por él sacrificios todas las semanas. Y cuantas veces su mujer ofrecía sacrificios por la absolución de su alma, otras tantas se le desataban las cadenas de su cautiverio. Vuelto más tarde a su pueblo, refirió con admiración a su mujer cómo las cadenas que le sujetaban en su calabozo se desataban por sí solas en determinados días de cada semana. Considerando su mujer los días y horas en que esto sucediera, reconoció que quedaba libre cuando era ofrecido por su alma el Santo Sacrificio, según ella pudo recordar”. Muchas cadenas se nos rompen cada día gracias a las oraciones, mortificaciones y palabras de otros.
“Pero primero oración; luego mortificación y en tercer lugar, muy en tercer lugar, acción” (San Josemaría). Pues eso. Nos vemos, si Dios es servido, próximamente.
Carlos de Bustamante
Miembro de la Asociación Española de militares escritores (AEME)