Con frecuencia la gente está perdida cuando se habla de la Navidad; hay quienes piensan en una Navidad almibarada basada en el afectivismo. son los de las fiestas familiares, los de las celebraciones pantagruélicas, mucho champán, ríos de champán, mucha mariscada, regalos por doquier, y poco más. Es una Navidad vacía de contenido que te deja el alma como un témpano, no te aporta nada. También están los detractores de la Navidad, los que piensan que son días de recuerdos negativos, y por tanto están deseando que se pasen cuanto antes. Para estos la Navidad es un suplicio y en vez de aportarles parece que les roba algo. Tampoco esto es Navidad. Los hay que gastan compulsivamente, que se pasan el tiempo de unos grandes almacenes a otros, porque hay que regalar a toda costa aunque en esta dilapidación se vayan la mayor parte de los ingresos familiares y claro luego viene «la cuesta» y no hay modo de remontarla…
Pero existe otra Navidad. La que canta jubilosa a un recién nacido de quien espera ser salvado. Este modo de vivirla parecería una tremenda ingenuidad si no estuviera respaldada por la fe. La fe es creer firmemente que existe un Dios que nos ama profundamente, que está enamorado de su criatura, hasta el punto de «perder la cabeza» y enviar a la muerte a su propio Hijo para librarnos a nosotros de la muerte eterna. La fe que nos lleva a entregarnos a nuestros hermanos por amor. El amor que hemos recibido de Dios gratuitamente, lo entregamos de la misma manera a nuestros semejantes y lo hacemos con empeño muy especial en estos días. La alegría de esta entrega a los otros redimensiona este tiempo dándole valor de eternidad. Vivir así la Navidad, nos da mayor felicidad que cualquier otra forma de hacerlo y por supuesto esta alegría interior, se ha de manifestar externamente. Una buena comida de fiesta, compartir regalos sencillos con los allegados y dentro de los márgenes de sobriedad o dispendio que cada uno se pueda permitir, sin despilfarros, además es tiempo especial de compartir nuestra abundancia o incluso nuestra precariedad con los menos favorecidos. Prueba a vivir así la alegría de esta Navidad. ¡Verás que bien te sienta, verás que bien te sientes!
¡Feliz Navidad cristiana a todos!
Isabel Rodríguez De Vera.