Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».
Él les contestó: «Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista (San Mateo 17, 10-13).
COMENTARIO
Jesús personaliza a Elías, al sufrir el martirio, como él. Dice la primera lectura: “Elías, tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros, para aplacar la ira antes de que estallara, para reconciliar a los padres con los hijos y restablecer las tribus de Jacob. Dichosos los que te vieron y se durmieron en el amor” (Eclo 48, 10).
El Adviento nos viene presentando diferentes profecías en boca de Elías, Isaías y Juan Bautista. Por el bautismo hemos sido constituidos sacerdotes, profetas y reyes. El profeta se convierte en testigo de lo que anuncia, y se comprueba su verdad cuando se cumple su augurio.
Nos halagan las palabras amables, los anuncios positivos y los vaticinios favorables, pero no siempre acontece según el deseo. Es mejor abrazar el acontecimiento y tratar de comprender lo que lleva de germen de salvación, No rehuir las palabras ni la voz interior que nos confrontan.
Propuesta
¿Acoges de buen grado las correcciones?