Hay un día en nuestras vidas que aprendemos, de repente, que buscarte es un regalo. Que la fuerza que nos lleva a querer sentirte cerca es la certeza infinita de que obtendremos respuesta. Ha pasado tantas veces, que hemos parado el tiempo en nuestro vivir diario; que hemos levantado el rostro hacia el cielo que Tú habitas y te hemos encontrado allí; que seguimos cada día volviéndolo a intentar, luchando con la marea de nuestras pequeñas cosas… Tirando de nuestro alma y buscando eternidad.
“Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término” . (Sal 22,6)
Olga Alonso