En los últimos años se ha detectado un aumento del “bullying” o acoso escolar y una pérdida de autoridad del profesorado que resulta muy preocupante. El acoso escolar es uno de los problemas más graves que tiene nuestro sistema escolar. Un 26,6% de los adolescentes sufren acoso escolar o “ciberbullying”, a través del correo electrónico, del chat, de los SMS, por teléfono o mediante fotografías o videos. Este artículo pretende que padres, tutores y educadores sepan cómo detectar el “bullying” y qué hacer al respecto.
Entre un 8 y un 10% de los niños o adolescentes necesitan tratamiento psicológico a causa del acoso escolar. Algunos niños o adolescentes son violentos y su agresividad aparece sin causa externa. Muchos son víctimas de violencia o están pasando una situación difícil, como el divorcio de sus padres. Se sienten mal y proyectan su odio contra los alumnos que ven más débiles.
La causa principal de este problema reside en el ambiente familiar. Los niños que viven la violencia en casa, la proyectan sobre sus compañeros. Aquéllos que son víctimas del acoso escolar, generalmente son niños superprotegidos y no tienen recursos de personalidad para enfrentarse a estas situaciones de acoso. Lo primero que notan los padres y educadores es cambios en su comportamiento y estado de ánimo; están apáticos y tristes, y muchas veces padecen fracaso escolar.
Este acoso produce problemas de salud mental en los adolescentes, que puede incrementarse en la edad adulta. Los trastornos más frecuentes son la ansiedad, la depresión, la anorexia nerviosa o bulimia, y los trastornos de conducta. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), un 20% de los adolescentes sufre algún problema de salud mental. No es fácil prevenir un trastorno psicológico, pero existen factores de protección, como la buena comunicación familiar o buena relación grupal, que pueden prevenir estos trastornos.
Todos recordamos a Jokin, el estudiante vasco que se suicidó en Hondarribia después de sufrir un duro acoso escolar.
cómo descubrir un caso de “bullyng”
Los padres y profesores suelen ser los últimos en enterarse. Las señales de alarma del “bullyng” son:
- Cambios en la conducta o el estado de ánimo.
- No quiere ir al colegio.
- Pide que le acompañen a la entrada o salida del colegio.
- Irritabilidad, tristeza o llanto.
- Cambios en el sueño (pesadillas) o en el apetito.
- Síntomas psicosomáticos, como cefaleas, vómitos o dolor de estómago.
- Nunca quiere ir a excursiones del colegio.
- Pierde sus pertenencias con frecuencia, como gafas, reloj, móvil, mochila, etc.
- No se relaciona con sus compañeros o no quiere salir de casa.
- Habitualmente presenta golpes, hematomas, etc., o dice que se cae con frecuencia.
- Aparecen pintadas en baños o paredes amenazándole.
- Baja su rendimiento escolar, o dice que no se puede concentrar bien.
- Falta frecuentemente al colegio, argumentando que está enfermo.
- Se queja con asiduidad de sus compañeros de clase.
- Se observan cambios en su comportamiento: aislamiento, tristeza, llanto, poca comunicación, etc.
qué hacer cuando se es una víctima
- Decirle al agresor “basta ya”, “para, ya está bien” o “¿te gustaría que te hicieran a ti lo mismo?”.
- Si te están agrediendo, díselo al adulto más cercano.
- El colegio debe tener un programa de agresiones, o un buzón de agresiones. No te lo calles y comunícalo.
- Cuéntaselo a tus padres, profesor o tutor.
- No uses violencia contra tus agresores ni trates de vengarte. Involucra a tanta gente como puedas, amigos, compañeros de clase, profesores, orientador, director, etc.
- A veces, es mejor que ignores al agresor, no respondas a sus amenazas.
- Si te cuesta decirlo, escribe una carta contando todos los hechos y dásela a tus padres o al director del colegio.
- No llores ni manifiestes lo que te afecta. Eso es lo que el agresor quiere.
- En la medida que puedas, que el agresor te vea tranquilo y firme. El lo que quiere es que te alteres y eso le refuerza su conducta de acoso.
- Si son agresiones verbales como burla o insultos, explica bien cómo te afecta. Muchos adultos no le dan importancia y sin embargo son las que más daño pueden hacerte.
- Intenta siempre no responder al agresor con ironía, ya que esto le irrita más. Responde con humor. Por ejemplo, si te dice “ qué zapatillas más ridículas llevas”, responde “Gracias por fijarte en ellas, pero a mí me gustan”.
- Procura decir siempre los nombres de los compañeros que han visto la agresión. Esto te ayudará a tener más credibilidad.
- Aléjate o corre si es necesario, para alejarte de la agresión y vete al adulto más cercano.
- Comienza contándoselo a tus padres. Son las personas que más te quieren y las que más te pueden ayudar.
- Recuerda que tú no tienes la culpa de la agresión. No debes afrontar esa situación sólo.
- Trata siempre a los demás como quieras que te traten a ti. Ayuda siempre a los demás, y cuando tú lo necesites, ellos te ayudarán.
- Recuerda que la violencia se combate mejor con la no violencia.
rapidez y contundencia
Es muy importante que todos, tanto en la familia como en el centro escolar, nos impliquemos en la prevención de este problema. El acosador de hoy puede ser el maltratador del futuro. No podemos permitir, como padres, profesores o especialistas que la violencia afecte a nuestros niños o adolescentes.