En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo gritando, le dijo: «¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!»
Pero Jesús le respondió: «Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica» (San Lucas 11, 27-28).
COMENTARIO
La Verdad es que el Evangelio de hoy apenas necesita comentario alguno.
Si grande es la Bienaventuranza de María por haber llevado al Hijo de Dios en su vientre, mayor le es a la misma Madre, y a todos nosotros, por escuchar la Palabra de Dios, que es también el Señor mismo.
El Evangelio de las Bienaventuranzas, tanto en Mateo como en Lucas, termina declarando “prudente” a quien por escuchar y cumplir lo que Jesús enseña edifica su casa sobre roca, es la prudencia del “sabio”, la del “justo”, que pone en la base de su vida “cuanto sale de la boca de Dios”.
Para loor de María Santísima, y de gloria de Dios, el Evangelio enseña que lo “mejor” es lo que la Virgen misma realizó: escuchar y cumplir la Palabra de Dios.