Arranca la «Eucharistia»
Camino de cumplir la treintena, en su XIX edición, Las Edades del Hombre sigue dando muestras de su rejuvenecimiento continuo y su capacidad de sorprender. Las iglesias de Santa María y San Juan en la localidad burgalesa de Aranda de Duero abren hoy al público sus puertas para mostrar más de un centenar de piezas que, hasta ahora, nunca de sus emplazamientos habituales. Joyas históricas que el comisario de la exposición, Juan Álvarez Quevedo, atribuye a la importancia del arte religioso en Castilla y León, que ha conformado el patrimonio más rico durante siglos.
«Eucharistia» es el título elegido para aglutinar a las 121 obras de arte sacro seleccionadas -más de 90 de Castilla y León- para este montaje que hoy inaugurará de forma oficial la infanta Elena. Ayer, los Quevedo y Gonzalo Jiménez Sánchez, secretario General de la Fundación Las Edades del Hombre, hicieron de cicerones a los medios de comunicación en un pase previo por los cuatro capítulos que recorren la historia de la Eucaristía y que componen la exposición, que permanecerá abierta hasta el 10 de noviembre.
La primera página de este libro se abre con el trasfondo humano sustentado sobre realidades comunes a las personas. En él se desarrollan los elementos básicos de la Eucaristía como el pan, el vino y el banquete, ya que ésta surge en una cena festiva.
El capítulo segundo versa sobre la perspectiva del Antiguo Testamento. Se basa en los relatos que protagonizan figuras como Abraham y su hospitalidad, Isaac y su sacrificio, y pasajes tan recurrentes como «El maná en el desierto» o «La Alianza del Sinaí», entre otros. La institución de la Eucaristía en el Nuevo Testamento a través de tres etapas: los orígenes en Jesús, la institución y la primera Iglesia, es el hilo conductor del tercer capítulo. Y, por último, ya en la iglesia de San Juan se presentan las dimensiones esenciales del sacramento de la Eucaristía: banquete, sacrificio, presencia real del cuerpo de Cristo, celebración y compromiso de caridad; concluyendo con una propuesta de dimensión cósmica de la Eucaristía.
Dos elementos llaman especialmente la atención en esta edición de Las Edades del Hombre. Uno de ellos es, sin duda, el retablo del presbiterio de la iglesia de Santa María que da la bienvenida a los visitantes. Se trata de una obra de principios del XVII realizada por Pedro de Cicarte y Gabriel de Pinedo, que se ha completado con la recuperación de las yeserías mudéjares de la escalera que dan acceso al coro. Tras su restauración por la Junta de Castilla y León, el retablo ha vuelto a su espacio natural en el presbiterio, desde donde se trasladó en los años sesenta a uno de los laterales de los muros de la iglesia.
Sorolla o Murillo
Los visitantes tendrán la oportunidad de contemplar obras de artistas como Joaquín Sorolla gracias a que la Fundación María Cristina Masaveu ha donado de su Colección Masaveu el lienzo «La primera comunión de Carmen Magariños. 1896». Otros grandes nombres son Gregorio Fernández o Gil de Siloé, además de Antonio López, quien donó su primer dibujo natural que realizó cuando tenía trece años e inmortalizó una jarra y un pan. Dos obras del ribereño Vela Zanetti y de Carmelo de la Fuente, quien aporta la pieza «Partiendo el pan».
Gonzalo Jiménez también desveló que alrededor del 40% de las obras -algunas de los siglos XI y XII- que se exponen se han rehabilitado para la ocasión, como la casulla y el alba de San Juan de Ortega que se encuentran en la Iglesia de San Martín en Quintanaortuño (Burgos). «Es una de las grandes novedades y alegrías de Las Edades del Hombre», apostilló Quevedo.
Además, hay «unas diez o doce» piezas realizadas específicamente para la ocasión, aunque, resaltaron los responsables de la muestra, el objetivo de la exposición es que «el visitante comprenda la finalidad de las obras».
Álvarez Quevedo se atrevió a destacar entre tanta joya, del capítulo I un bajo relieve en granito del Museo Catedralicio de Lugo, de la primera mitad del siglo XIII (1220-1240), anónimo titulado «Cofrenda eucarística». Del capítulo II, el Ecce Homo, del Taller de Gil de Siloé, de finales del siglo XV, de madera policromada que se encuentra en la catedral de Palencia. Del capítulo III, la Santa Cena de Bartolomé Esteban Murillo (1650), un óleo sobre lienzo procedente de la Iglesia de Santa María la Blanca de Sevilla.
Otra de las joyas que llama la atención se encuentra en el cuarto capítulo, ocupando un lugar central en el cierre de la muestra. Se trata del cáliz de los Condestables de Castilla. El comisario de la exposición la definió como «la mejor» y «la más extraordinaria» de toda la exposición «Eucharistia». Se trata de una pieza anónima, que realizada en 1487 por los talleres de orfebrería burgaleses en oro, perlas, piedras y esmaltes. Tiene «un valor artístico e histórico importantísimo; es la mejor obra que tiene la catedral de Burgos», subrayó. A su lado, Vinajeras de los Condestables de Castilla, anónimo, realizado en plata sobredorada, relavada, cincelada, fundida y esmaltada.
Son dos de las once piezas que proceden de la catedral de Burgos.De aquí también ha salido el relieve en madera de nogal «Multiplicación de los panes y los peces», del taller de Felipe Bigarny del siglo XVI; «Cena de Cristo en casa de Marta y María», de Rodrigo y Martín de la Haya, del siglo XVI, en madera policromada, y la Sagrada Cena 1, de Teresa Peña, la única obra moderna que se presenta por la provincia de Burgos, que en total aporta 29 piezas, el 20% de la muestra.
Valladolid ha aportado catorce piezas, incluida la obra «La Apoteosis de la Eucaristía»; Zamora ha desplazado hasta Aranda de Duero doce joyas. La diócesis de Palencia participa con siete trabajos, entre los que llama la atención un cuadro contemporáneo, algo poco habitual en este tipo de exposiciones; mientras, Salamanca ha aportado seis, entre ellas «La ofrenda de Abraham a Melquisedec» y «La resurrección de Jesús»; y Osma-Soria contribuye con cinco composiciones, entre las que destaca un tapiz flamenco titulado «La Recogida del Maná».
Enraizamiento
El secretario de Las Edades destacó de esta edición que lo que la diferencia del resto es que «se enraiza en las tierras de la región, en el Duero, que es un límite histórico en Castilla y León», así como que es «un estudio monográfico de Eucaristía».
Se trata de la tercera vez que la provincia burgalesa acoge la muestra de Las Edades del Hombre, ya que en 1988 los claustros de la catedral de Burgos albergaron la exposición de los libros de Castilla y León y en 2012 la iglesia del monasterio de San Salvador de Oña, «Monacatus».
«Eucharistía» cierra el ciclo iniciado en 2011 que tendrá continuidad en 2015 en Ávila y Alba de Tormes con una nueva edición de Las Edades del Hombre sobre la figura de Santa Teresa de Jesús. Con ella se cerrará la etapa iniciada en 2011 con la exposición «Passio», celebrada en las localidades vallisoletanas de Medina del Campo y Medina de Rioseco, y a las que le siguieron en 2012 «Monacatus» y el año pasado, «Credo», en Arévalo (Ávila).