Cuántas veces creemos que, como seguimos una vida de fe, ya estamos convertidos, sin darnos cuenta de que la conversión nuca se acaba. No deja de sorprenderme una y otra vez cómo tenemos que volver a hacer el esfuerzo de abandono a la voluntad divina sin que nos haya servido la lección anterior. Sabemos cuáles son los pilares de nuestra vida y estamos convencidos que de la mano de la Virgen llegamos a Cristo y a Dios, la Verdad absoluta. Pero entonces, ¿por qué tantas veces nos angustiamos y no confiamos con entrega total? Por favor, decidme por qué seguimos atados a las cosas de este mundo cuando sabemos que ahí no está la razón de nuestro existir.
Esta pregunta la contesta el escultor de origen rumano Liviu Mocan con una impactante obra, “Ancla al cielo”, que establece una metáfora visual en la que nos cuestiona cuál es nuestro punto de apoyo. El artista describe la vida como un océano en el que navegamos cada uno en nuestro propio barco y, cuando llega el temido momento de la tormenta, unos lanzan el ancla al agua buscando la seguridad en la tierra y otros la lanzan al cielo, anclándose en la fe en Dios.
Puede que nos veamos como los que lanzan el ancla al cielo. Sin embargo, en el momento del golpe tantas veces tememos la voluntad de Dios y, por si acaso, le damos la mano pero asegurándonos de que no nos la suelte. ¿Cuántas veces le hemos pedido a Dios que nos ayude a solucionar un problema, que nos abra una salida o que nos dé la curación? ¿No deberíamos más bien cerrar los ojos y dejarnos llevar por la tempestad, anclados al cielo sin buscar el camino corto, la puerta trasera o incluso evitar la tormenta?
más verdad dice la fe que los ojos
Nuestro problema es claramente de falta de fe, de confianza, de abandono… Liviu Mocan, además de maravilloso escultor es un gran ser humano y un alma que irradia la luz de Dios. Es un señor grande, con barba larga, mirada limpia, con aspecto de ermitaño y, sobretodo, con una sonrisa tan amplia que se sale de su rostro. Trabaja sujeto a la Biblia utilizando la Sagrada Escritura como fuente de inspiración y de acción; es la base de su vida, de la misma forma que constituye la base de esta escultura.
Este bronce de 63 cm reposa sobre un cilindro de madera de 120 cm de alto, que el artista ha recubierto y barnizado con múltiples trozos de papel en el que ha impreso extractos de la lectura de Hebreos 11 en diversos idiomas. Este texto de la Biblia narra modelos de fe en la Historia Sagrada marcados por la perseverancia, la valentía y la entrega.
“La fe es fundamento de lo que se espera y garantía de lo que no se ve” (Hb 11,1). Sobre este pedestal de fe sólida, Liviu Mocan lanza su ancla al cielo. Le pido al Señor que nos ayude a lanzar nuestra vida como un boomerang al cielo, con la raíz plantada en la fe. “En consecuencia: teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hb 12,1-2).
María Tarruella
Comisaria Arte + Fe