La alianza de amor que Dios ha hecho con la humanidad es la clave para leer y entender bien la Biblia de principio a fin. En el Antiguo Testamento encontramos cinco alianzas que culminan en la Nueva y definitiva
Alianza con Jesucristo (Mateo 26:28; Marcos 14:24; Lucas 22:20) y su Iglesia.
“Yo, el Señor, te he llamado en mi justicia, te cogí de la mano, te formé e hice de ti alianza de un pueblo y luz de las naciones.” (Isaías 42:6)
Es posible que en nuestra cultura actual podamos pensar que la palabra alianza se refiere a un contrato o algo similar; sin embargo, la diferencia entre ambos conceptos es importante. El contrato sería una promesa en la que está en juego mi palabra, mientras que la alianza es un juramento en el que Dios aparece como testigo. Además, en un contrato se intercambian propiedades mientras que en una alianza son las mismas personas las que están involucradas.
Las seis alianzas importantes que aparecen en la Biblia son las siguientes:
Adán y Eva (Génesis 1:26-2:3)
Noé y su familia (Génesis 9:8-17)
Abrahán y sus descendientes (Génesis 12:1-3; 17:1-14; 22:16-18)
Moisés y los israelitas (Éxodo 19:5-6; 3:4-10; 6:7)
David y el reino de Israel (2 Samuel 7:8-19)
Jesús y la Iglesia (Mateo 26:28; 16:17-19)
La Biblia alcanza su “clímax” y su pleno cumplimiento en Jesucristo. Con Él concluye la historia de la alianza divina, y es Él quien “cumple” las promesas de cada una de las cinco alianzas del Antiguo Testamento.
El Nuevo Testamento muestra a Jesús como el “nuevo David” y la Iglesia como el reino restaurado prometido a David. El nuevo Adán nos habla de la nueva creación, restableciendo la humanidad al paraíso; el nuevo Noé nos habla del diluvio que salva como las aguas del Bautismo; el nuevo hijo de Abrahán nos habla de todas las naciones que encuentran la bendición; y el nuevo Moisés nos habla de la nueva Pascua, la Eucaristía y el nuevo éxodo al cielo.
Dios le dará a Jesús “el trono de David, su padre; reinará […] y su reino no tendrá fin” (Lucas 1:32-33). Un nuevo templo se construirá; es decir, el Cuerpo de Cristo, la Iglesia (Juan 2:21; Mateo 16:18). La Iglesia de Jesucristo es revelada como “un reino de sacerdotes para su Dios y Padre” (Apocalipsis 1:6).
Jesucristo es el único a q
uien se le ha concedido “el Nombre sobre todo nombre” (Filipenses 2:9), el Enmanuel, Dios con nosotros (Isaías 7:14). Sus seguidores somos llamados “cristianos” (Hechos 11:26) y miembros de su Iglesia, el Cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27).
Fuente: Centro San Pablo de Teología Bíblica
Onofre e Icíar