Es una medida muy drástica que una embarazada pueda acceder al aborto beneficiándose de su gratuidad, facilidad de trámites y rápidamente. Esta mentalidad francesa mientras, por un lado, aumenta su población senil, por otra, se sofoca a sí misma impidiendo nuevos nacimientos. Es como si a un enfermo se le administrara una medicina para que empeore su estado de salud, lo que no deja de tener todos los elementos para calificarlo de suicidio, con el agravante de imponer este modo de pensar y actuar a quienes piensen y actúen de otra forma.
Es una pena que al hombre de hoy no le dejen ejercer su libertad sexual en el correcto sentido de la palabra y de su contenido, que, en este campo, revierte sobre su posible descendencia, de manera que un hijo no planificado se convierta en una afrenta inaceptable en una sociedad dictatorial en esta materia. Y queda detrás, semiescondida, una cuestión que puede terminar minando ese tipo de sociedades: ante esta forma de suicidio cultural, ¿llegaríamos a evitar que Europa sea devorada por el islam, cosa que ya está sucediendo?
Jesús Esteban.