La frase (Parva scintilla saepe magnam flammam excitat) atribuida al historiador romano Curcius Rufus, sirve para hacernos eco de las palabras del Santo Padre que nos “pide combatir toda violencia, incluyendo la violencia moral”.
Ciertamente, el crimen y la barbarie, ya ajenos a las suras o versículos del Corán con los que la mayoría de los fieles musulmanes se dirigen a Dios Misericordioso, son radicalmente contrarios a la Doctrina del Amor y de la Libertad, en cuyas principales aspiraciones está la “Paz a los hombres de buena voluntad” (Lc 2,14).
Leemos que “El papa Francisco participa en la oración y el en sufrimiento de los heridos y de las familias de los difuntos y exhorta a todos a oponerse con todos los medios a la difusión del odio y de cualquier forma de violencia, física y moral, que destruye la vida humana, viola la dignidad de las personas”.
Por demás la mayoría de los medios de comunicación condenan justamente y sin paliativos el reciente atentado terrorista de París. Claro que, pese a tantos y tantos relativismos y semilleros de odio, no hay nada en el mundo que justifique el sacrificio de una vida humana, constatación cristiana difícil de aceptar por los que están dispuestos a responder al desprecio y al odio con un terror que pretenden justificar con la “Ley del Talión”.
“Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes y sencillos como las palomas” (Mt 10,16), nos recomendó el Divino Maestro para una forma de vida en la que el amor, la libertad, el respeto mutuo y la prudencia son valores insustituibles para allanar las más “empinadas” dificultades de convivencia entre diversas culturas.
Dicho lo dicho y ante la imposibilidad de “ponerle puertas al campo” de forma que los que quieren guerra no se puedan mezclar entre las gentes de lo común … ¿No sería aconsejable que la “libertad de expresión” se marcara sus propios límites para que, por ejemplo, no incurriera en “violencia moral” pretendiendo hacerse el gracioso ridiculizando las esencias y valores de una religión que arrastra millones y millones de voluntades?
Tampoco a los católicos nos hacen nada de gracia los chistes obscenos de determinadas publicaciones, que buscan largas tiradas con sus dichos e imágenes, que, dicho sea de paso, son, incluso, más insultantes cuando se refieren a la religión católica. Paz sí y nunca responder al odio o desprecio con esa violencia tan artera y asesina; pero, también, elemental prudencia para evitar que un mal chiste se convierta en “chispa que provoque una hoguera”.
Antonio Fernández Benayas
2 comentarios
Sucede ello porque la parte de la izquierda, que se alimenta del odio, desarrolla entre los más ingenuos la estúpida y criminal idea de que «cuanto peor para los otros mejor para ellos». Al final, resulta que son estos últimos los que salen perdiendo. Nos lo demuestra la historia.
El eterno problema de la ideologia de izquierda radical; de fensora de la tolerancia en un solo sentido: hacia ella y su devastador e impositivo ideario ateo. Ella, respetar a los demás, léase a la Iglesia, los cristianos, la fe y por extensión al Islam….no hay por qué.