En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a yerme”.
Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”.
Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis”.
Entonces también estos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”.
Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”.
Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna» (San Mateo 25, 31-46).
COMENTARIO
Al leer este pasaje, acude a veces a mi memoria la gran obra de arte del Cordero Místico que se encuentra en la Catedral de San Bavón en Gante; de ella deseo señalar, para que nos ayude en nuestra meditación, algunas de sus figuras. Destacando que el tema central es la narración bíblica sobre la redención del hombre por el sacrificio de Jesús. La obra ofrece una lectura de la Teología cristiana desde la Anunciación (en su exterior) hasta la Adoración del Cordero (en su interior).
En la parte superior hay cuatro figuras que predijeron la llegada de Cristo. Dos de ellas pertenecientes a la tradición pagana y dos a la tradición bíblica. Las tres figuras centrales de los paneles superiores remiten a la forma iconográfica característica del bizantino, aparece Cristo en majestad o Pantocrátor con la Virgen y Juan el Bautista a derecha e izquierda.
La inscripción en el arco sobre Cristo reza “HIC EST DEUS POTENTISSIMUS PROPTER DIVINAM MAIESTATEM SUAM” (Este es Dios todopoderoso por su divina majestad).
El Cordero está rodeado por catorce ángeles, algunos de ellos con los símbolos de la Pasión (la cruz, la columna, la corona de espinas, la lanza, la esponja). Delante, la fuente de la vida de la que nace un arroyo, cubierto de joyas. Los cuatro grupos que adoran al Cordero son: Judíos sosteniendo el Libro Sagrado. La Iglesia Católica, en donde vemos Apóstoles, diversos Santos y Papas. El tercer grupo son Mártires masculinos, portando palmas y el cuarto Mártires femeninos, que también portan palmas.
Hay muchísimas más figuras y simbologías, pero creo que estas son suficientes para recordarnos la grandeza e importancia del Juicio final, al que todos seremos sometidos, y en el cual, por la misericordia de Dios y nuestra lucha queremos llegar colaborando en hacer eficaz la sangre derramada por el Cordero, por Jesús. Allí nos acoge en sus brazos misericordiosos Santa María, y tantos seres queridos que son santos.
Que esta Cuaresma, siguiendo la liturgia, acudiendo al mensaje que nos ofrece el Papa Francisco avancemos a la Jerusalén celestial que en un futuro, no tan lejano, a todos nos llega.