Tres humildes pastorcitos, analfabetas, originarios de una pobre aldea de Portugal, recibieron un Mensaje de la Virgen María que les profetizó la generalizada corrupción moral del Siglo XX, una gran persecución contra la Iglesia y sus consiguientes castigos en forma de guerras. Sin embargo, que al final triunfaría su Inmaculado Corazón; que Rusia, la causante de muchos de esos males, se convertiría y que el mundo gozaría de un tiempo de paz.
Para evitar las guerras y los castigos expresados en grandes cataclismos, la Virgen les pidió que todos rezaran el Santo Rosario, hicieran penitencia poir los pecados y que tuvieran devoción a su Inmaculado Corazón.
La Madre de Cristo, a través de los pequeños, pidió que se convirtieran los sacerdotes y religiosos y que vivieran según la dignidad sagrada de su estado. En caso de que la Iglesia no viva un cristianismo auténtico, no habrá paz en el mundo, se sufrirán carestías, hambres, enfermedades y guerras.
En el Tercer Secreto de Fátima, que se filtró años antes de que se diera a conocer y que la Santa Sede nunca desmintió, se decía que habrían desórdenes en la sociedad civil y en la eclesiástica, que habría una gran confusión en la Iglesia y que el mundo sería descompuesto por el terror. Que después de los castigos, los que vivan, volverían a proclamar a Dios y a servirlo como cuando el pueblo no estaba tan pervertido.
Antes de decir el Tercer Secreto dijo: -Si escuchan mis peticiones, Rusia se convertirá y se tendrá la paz. Si no, ella propagará sus errores por el mundo provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia; muchos buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir; algunas naciones serán aniquiladas.
A los pequeños les hizo la siguiente petición: -¿Quieren ofrecer sacrificios a Dios y aceptar todos los sufrimientos que les quiera enviar, en reparación por los pecados tan numerosos que ofenden a su Divina Majestad? ¿Quieren sufrir para obtener la conversión de los pecadores, para reparar las blasfemias, asi como todas las ofensas hechas al Inmaculado Corazón de María?
Para probar la veracidad de sus palabras les dijo que se haría ungran milagro el 13 de octubre de 1917. La Prensa acudió para burlarse y tuvo que consignar la veracidad de los fenómenos desconocidos que se dieron en la naturaleza.Se llamó el Milagro del Sol y lo presenciaron más de 100 mil personas.
También se les dijo que, si la gente no se enmendaba, vendría una guerra peor y que la señal de que iba a comenzar, sería un fenómeno en la atmósfera, una luz desconocida,a la que se le darían falsas explicaciones.
Sucedió la noche del 25 al 26 de enero de 1938. Meses después Hitler empezó con sus invasiones y comenzó La II Guerra Mundial.
Los beatos Jacinta y Francisco murieron pronto. La más pequeña aceptó la enfermedad dolorosísima que tuvo para pedir por los pecadores. Antes de morir dijo unas palabras muy profundas a Sor María Purificación Godinho:
– Los pecados que arrojan a más almas al infierno son los pecados de impureza. Vendrán ciertas modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor.
– Las personas que sirven a Dios no deben seguir las modas. La Iglesia no tiene modas. Nuestro Señor es siempre el mismo. Se cometen muchos y muy graves pecados. Si los hombres supieran lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
– Mi buena madrina, rece mucho por los pecadores. Rece mucho por los sacerdotes. Los sacerdotes deben ser puros, muy puros. Los sacerdotes no deberían ocuparse más que las cosas de la Iglesia y de las almas. La desobediencia de los sacerdotes a sus superiores y al Santo Padre desagrada mucho a Nuestro Señor.
– Muchos matrimonios no son buenos, no gustan a Nuestro Señor.
– Llénese usted de caridad, hasta para con los malos. No hable mal de nadie y huya usted de los que murmuran del pròjimo. Sea usted muy paciente, la paciencia nos conduce al Paraíso.
– La confesión es el sacramento de la misericordia. hay que acercarse a ella con confianza y alegría. Sin confesión no hay salvación.
– Los médicos no tienen luces para curar a los enfermos porque no aman a Dios.
– Mi buena madrina, rece mucho por los gobiernos. Desgraciados los que persiguen la religión de Nuestro Señor.
Tiempo después, Lucía se fue de religiosa, siempre recordó lo que oyó en agosto del 1917 de que rezaran y se sacrificaran por los pecadores porque muchas almas iban al infierno porque no había quien se sacrificara y pidiera por ellas.
Después de lo de Fátima, Lucía tuvo otras apariciones y en una de ellas, la Virgen le pidió el 10 de diciembre de 1925, que todos los que los 5 primeros sábados de cada mes, se confiesen, comulguen, recen un rosario y mediten 15 minutos los misterios del rosario con el fin de desagraviar al Inmaculado Corazón; la Virgen los asistirá en la hora de su muerte y les conseguirá las gracias necesarias para la salvación de sus almas.
Alicia Ventura Capilla